«Partiré muy probablemente para España. Rayneval dijo que es el país de la improvisación por excelencia: “A veces, dos y dos son cero, a veces veinticinco, pero jamás cuatro…”. Decididamente, España me conviene mucho.»
Franz Liszt
Desgraciada o afortunadamente fue el desamor el que nos trajo al virtuoso pianista de viaje por la península ibérica. De su correspondencia sábemos que una de las razones principales razones para venir fue la ruptura con su esposa y madre de sus tres hijos, la condesa Marie D’Algoult .
Por supuesto había más motivos, por un lado el magnético halo romántico que envolvía a la España del siglo XIX y que era irresistible para la personalidad del húngaro. Por otro lado que se le habían quedado los bolsillos vacíos tras contribuir al monumento en honor a Beethoven en Bonn.

Sea como fuere, el 21 de octubre de 1844, por la noche, Franz Liszt hacía su entrada en la capital española dejando tras de sí cincuenta y ocho largas horas de viaje por la mitad norte de la península, habiendo pasado por Miranda del Ebro, Burgos, Aranda… Comenzaba así una gira de seis meses
Tras mes y medio en la corte madrileña, donde da nueve conciertos entre ellos uno en el palacio para Isabel II, emprende su viaje hacia el sur por el puerto de Despeñaperros. Rumbo a Cádiz, Liszt hace un par de altos en el camino, en Córdoba donde toca para el Liceo Artístico y Literario, y en Sevilla, donde da tres conciertos. De su visita a Sevilla tenemos parte de su correspondencia donde encontramos una carta de fecha y destinatario desconocidos hablando sobre la impresión que le causa la catedral, la cual frecuenta mientras reside en Sevilla:
«Usted no me había prevenido suficientemente sobre las maravillas de Sevilla […]. Durante los diez días que he pasado en Sevilla no he dejado transcurrir ni un solo día sin venir a hacer mi rendida corte a la Catedral, ¡epopeya de granito, sinfonía arquitectónica, cuyos acordes eternos vibran en el infinito! No pueden hacerse frases sobre semejante monumento. ¡Lo mejor sería arrodillarse allí con fe ciega (si uno pudiera) o mirar a vista de pájaro con el pensamiento a lo largo de estos arcos y de estas bóvedas para las cuales parece no existir ya el tiempo! Por mi parte, no sintiéndome lo suficientemente ciego ni lo bastante águila, me he limitado a quedarme con la nariz alzada y la boca abierta».
A finales de 1844 Liszt recorre el Guadalquivir en barco de vapor hasta Cádiz, donde da un concierto en el Liceo Artístico y Literario y otros tres en el Teatro Principal. Tras ello marcha a la capital portuguesa.
Liszt se queda seis semanas en Lisboa ofreciendo hasta trece conciertos, nueve de ellos públicos, mezclándose con músicos locales o tocando para altos cargos y nobleza, como el Primer Ministro o la Reina María II. En febrero de 1845 parte en barco hacia Gibraltar donde sólo da un concierto. Poco después sigue hacia Málaga donde también da un solo concierto el 12 de marzo. Hay dudas sobre la posibilidad de que Liszt visitase Granada, aunque parece confirmarse que salió directamente a Valencia, donde se hospedó los últimos días de Semana Santa. Allí daría tres conciertos públicos, en el Teatro Principal. El 4 de abril hace presencia en Barcelona, donde concluye su viaje. Tras seis exitosos conciertos en el salón de la Sociedad Filarmónica y en el Teatro Nuevo, la gran gira toca a su fin. El 21 de abril el icónico pianista pone rumbo a Marsella en el barco de vapor Phénicien.